Teoría Heliocéntrica de Nicolás CopérnicoEn 1543 d. C. el astrónomo Nicolás Copérnico publicó un
libro llamado "La
Revolución de las Esferas Celestes", donde da a conocer su teoría. Esta determinaba que el sol estaba colocado en el centro y todos los planetas se ubicaban a su alrededor. También afirmaba que los planetas tenían movimientos circulares uniformes.La teoría de Copérnico postulaba un universo geocéntrico en el que la Tierra se encontraba
estática en el centro del mismo, rodeada de esferas que giraban a su alrededor. Dentro de estas esferas se encontraban (ordenados de dentro hacia afuera): la Luna, Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter, Saturno y, finalmente, la esfera exterior en la que estaban las llamadas estrellas fijas. Se pensaba que esta esfera exterior fluctuaba lentamente y producía el efecto de los equinoccios.
En la antigüedad era difícil de explicar por cosmólogos y
filósofos el movimiento aparentemente retrógrado de Marte, Júpiter y Saturno. En ocasiones, el movimiento de estos planetas en el cielo parecía detenerse, comenzando a moverse después en sentido contrario. Para poder explicar este fenómeno, los cosmólogos medievales pensaron que los planetas giraban en un círculo que llamaban epiciclo, y el centro de cada epiciclo giraba alrededor de la Tierra, trazando lo que denominaban una trayectoria deferente. El alemán Johannes Kepler descubrió que las órbitas de los planetas eran elipses observando el planeta Marte, y comparando estas observaciones con anteriores realizadas por el astrónomo dinamarqués Ticho Brahe. Este alemán también descubrió las
leyes del movimiento planetario.
El italiano
Galileo Galilei observó por primera vez, manchas en el sol, cráteres en la luna, los grandes
satélites de Júpiter y los anillos de Saturno, que no llegó a distinguir con precisión. Al descubrir las fases del planeta Venus, descubrió experimentalmente que éste giraba alrededor del sol. Este fue el argumento decisivo para confirmar la teoría de Copérnico.
Contexto en el cual se desarrolló esta teoría: La
Europa medieval esta fuertemente vinculada a la guerra, desde las luchas endémicas de los señores feudales hasta la guerra Santa. A pesar de esto, Europa es capaz de construir una nueva forma de vida, donde la creación artística, esta íntimamente ligada a su concepción religiosa: el gótico
En las catedrales góticas del siglo XIII, entramos a un nuevo mundo, donde las obras arquitectónicas de los antiguos no solo se remodelaron, sino que se transfiguraron. Con la creación de las maravillas góticas de Chantres, colonia o salisbury, Europa medieval estaba mostrando un nuevo vigor y confianzas, expresados al mismo tiempo en el aumento de las tierras cultivables, el surtimiento de nuevas ciudades y el extraordinario aumento de la
población. Surgió con una nueva y clara
identidad y con la civilización, basada en el
cristianismo occidental, que trascendiendo las barreras nacionales, étnicas y de idiomas, unificó los territorios y los pueblos en un mundo común que se extendía desde
España hasta Escandinavia y desde
Italia a Irlanda.
El estilo gótico se propagó desde la cuenca parisina hacia la mayor parte de Europa occidental, desde el norte de Italia y
España. Sin embargo, el surtimiento de la Europa cristiana no se debió solo a la fe, sino al extraordinario
crecimiento económico de estos siglos. La mayor parte de la población se concentro en Europa occidental, es decir, en
Francia Alemania e
Inglaterra, donde le factor básico se debió a la incorporación de nuevas tierras. Junto al
renacimiento de la
economía rural se vino el crecimiento de la ciudad y del
comercio. La base de la recuperación fue el comercio local, sustentado por mejores rendimientos agrícolas y demandas de una población creciente por
servicios de oficios especializados y
bienes y
materiales de
importación. Estimulados por la
evolución del comercio, los pueblos exitosos crecieron hasta convertirse en ciudades, mientras que los centros antiguos como Colonia disfrutaban de una nueva vida. Los reyes y los señores intentaron apurar el ritmo al fundar y planificar nuevas localidades o ciudades en lugares estratégicos.
La recuperación económica de Europa del norte fue el preludio y el
motor de uno de los episodios más curiosos de la
edad media: las cruzadas. La
fuerza espiritual del cristianismo, cautivo la imaginación de la aristocracia guerrera. Esto junto con cierto grado de deseo por poseer tierras
La recuperación económica de Europa del norte fue el preludio y el
motor de uno de los episodios más curiosos de la
edad media, las cruzadas. Fueron el resultado de diversos impulsos, desde expediciones a ultramar destinadas a reclamar y colonizar la tierra santa o el resultado de un grave desacuerdo político interno. Con el respaldo del papa, las cruzadas fueron de hecho sucesivas campañas destinadas a asegurar la legitimidad y expansión del cristianismo occidental.
Durante la mayor parte de la edad media, Europa occidental fue una
sociedad organizada para la guerra. El orden social-economico se constituyo sobre las demandas de estado de guerra, y uno de los
objetivos principales del estado feudal fue el
mantenimiento de una
fuerza de caballeros armados. Teóricamente, en
el estado feudal, todas las tierras pertenecían al rey, que repartía parcelas a los señores como vasallos, a
cambio de sus
servicios. Estos, a su vez, entregaban tierras a otros señores, y así sucesivamente. Para formar un ejercito medieval, el rey llamaba a sus vasallos para que formaran parte del ejercito y reunieran un numero determinado de caballeros; cumplían con estas propias exigencias llevando a sus propios vasallos al
servicio, los cuales a su vez, llamaban a los suyos y así sucesivamente hasta la parcela más pequeña de tierra capaz de equipar y mantener a un caballero